Atender a los resultados del equipo comienza con proporcionar una formación de calidad a sus líderes. Sin embargo, para que se sientan motivados para aprender, debemos asegurarnos de que esta formación se personalice y se imparta para grupos reducidos de personas, garantizando de este modo la participación de todos ellos.
En un entorno de formación organizada para grupos reducidos, todos los participantes pueden ser oídos y tienen la oportunidad de participar. Esto ayuda a promover el diálogo y la interacción entre los participantes, aumentando así la probabilidad de que todos reciban información relevante y de que las habilidades y conocimientos acumulados sean aprovechados al máximo.
Dar formación a mandos intermedios en grupos reducidos también ayuda a motivar y comprometer a cada uno, pudiendo utilizar sus experiencias para motivar y alentar a otros en la formación. De esta forma, conseguimos que el proceso de aprendizaje sea más grupal y generamos un espíritu de comunidad.
Además, todo ello contribuye a que los mandos intermedios adquieran habilidades que puedan incorporar y utilizar en el trabajo, ayudando a que se sientan orgullosos, satisfechos y comprometidos con lo que han aprendido.